miércoles, 11 de marzo de 2009

DERECHO DE LA GUERRA, !POR LA VIDA!





Camagüey, Cuba.- Los máximos representantes de la Cruz Roja y de la Unión de Juristas, en esta ciudad, firmaron un Convenio de Colaboración para la Promoción, el desarrollo y la difusión del Derecho Internacional Humanitario, (DIH).

La rúbrica del documento se realizó a propósito de la celebración del Centenario de la fundación de la Cruz Roja Cubana, y como parte de la jornada conmemorativa que durante el mes de marzo efectúan voluntarios, juristas y periodistas camagüeyanos.

El Convenio de trabajo suscrito tiene el propósito de vincular a especialistas de alto nivel científico, para la realización de talleres, conferencias, charlas y seminarios que promuevan el conocimiento del también llamado Derecho de la Guerra, y su adecuada difusión entre la población en sentido general, y en particular entre los militares, los juristas y los voluntarios de la Cruz Roja.

El Derecho Internacional Humanitario, íntimamente asociado al Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, es también resultado de la iniciativa del suizo Henry Dunant con la firma del Convenio de Ginebra de 1864, que protege al militar herido en campaña.

Los principios del DIH, a través de los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y sus dos Protocolos Adicionales, favorecen en situaciones de conflictos armados o sociales, internos o internacionales, la protección de los militares heridos o enfermos, los prisioneros de guerra, los náufragos, las personas civiles en poder del enemigo, y de todos los ciudadanos que no participan o han dejado de participar en las hostilidades.

El Convenio de colaboración, firmado en esta ciudad, entre la Cruz Roja y la Unión de Juristas, también promueve la creación de la Cátedra de Derecho Internacional Humanitario, en la Universidad de Camagüey, con el fin de lograr una mejor preparación de los jóvenes estudiantes, tanto profesional como humanitaria, en los asuntos vinculados con la difusión y desarrollo de los principios del DIH.


En Camagüey, el Convenio de colaboración entre la Cruz Roja y la Unión de Juristas fue firmado, por el Lic. Juan Carlos Trujillo, Secretario de la Cruz Roja; los MsC. Teresa Hinojosa, Presidenta de la UNJC, y Walfrido García, Presidente del Capítulo de DIH, y Alexander Espinosa, funcionario de la CRC, que atiende la difusión e instrucción del DIH.



lunes, 9 de marzo de 2009

PROYECTO FENIX: RENACE EL CASINO CAMPESTRE

      .- La regeneración natural de las comunidades de la flora camagüeyana, muy afectadas por el Huracán Ike, --en septiembre de 2008-- favorece hoy la recuperación del eco-sistema en la provincia más extensa de la isla.


Los trabajos de reforestación emprendidos en el territorio sirven para apoyar y acelerar esos procesos naturales, por lo que los especialistas consideran que es vital el rescate de los árboles con posibilidades de subsistencia.

En la provincia se valora además, el reacomodo de especies y espacios urbanos para plantar nuevos árboles, como parte de los programas de repoblación de las zonas más afectadas.

El Casino Campestre, el mayor parque natural urbano de Cuba, localizado en el centro de la Ciudad también podrá recuperar su condición de pulmón verde, con la puesta en marcha del Proyecto “Fénix”, iniciativa para restablecer el eco-sistema.

En esa zona, una de las más dañadas por los vientos de Ike, fueron plantadas 20 palmas de la especie Fénix y un árbol de ébano, como símbolo de la voluntad de los camagüeyanos de devolver a ese sitio recreativo, cultural e histórico sus valores patrimoniales y esplendor característico.

Artistas de la localidad, miembros de la UNEAC, y especialistas de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, OHCC, se integran en el Proyecto Fénix, para preservar y restablecer los atributos naturales del mayor parque urbano de Cuba.

CIEN AÑOS AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD: CRUZ ROJA CUBANA















La Sociedad Nacional de la Cruz Roja Cubana, constituida como Sociedad de Socorro auxiliar de los poderes públicos, fue fundada el 10 de marzo de 1909, por el insigne médico cubano Dr. Diego Tamayo y Figueredo.

Pero los orígenes están en 1894, 30 años después de la fundación de la organización internacional, surgida por iniciativa del suizo Henry Dunant.

El periodista Ramón Palacios, en la ciudad de Matanzas, creó una Cruz Roja Cubana, siguiendo los principios del Convenio de Ginebra de 1864. Aquella primera asociación llegó a contar con más de 80 miembros, aunque nació como una Comisión de la Sección Española de la Asociación Internacional de la Cruz Roja, y su primer presidente fue Don Indalecio Ramos y García; pero los esfuerzos no fructificaron, y por tanto se desintegra aquel embrión de la humanitaria organización.

Después de constituida la República de Cuba resurge la Cruz Roja en la Isla, y la primera sesión para la creación oficial se desarrolla el 6 de febrero de 1909; luego, el 27 de febrero, se reconoce públicamente la labor de José María Arrarbe, de la Cruz Roja Española, por su desinteresada ayuda a los cubanos en la creación de la organización y se realiza la solicitud de oficialización al Comité Internacional de la Cruz Roja, (CICR).

El 6 de marzo de 1909 se aprueba el Reglamento de la Cruz Roja Cubana, y es nombrado como primer presidente, el Dr. Diego Tamayo y Figueredo. El día 10 de marzo se analizan los Estatutos, y José Miguel Gómez Gómez, en su Decreto Presidencial 401, aprueba y reconoce a la Cruz Roja Cubana, como institución auxiliar del Poder Público.

Ese día también se instituye el cargo de Presidenta del Comité de Damas de la Cruz Roja Cubana, que recae en la señora María Pujados, esposa del Dr. Tamayo; se crea la Asamblea Suprema y el Comité Ejecutivo y se adopta la estructura de ‘los denominados’, es decir, delegados especiales, nombrados en los barrios de La Habana, en las provincias y en las zonas rurales del país.

Desde entonces, hace cien años, la Cruz Roja Cubana trabaja al servicio de la comunidad, a favor de las personas más vulnerables.

En septiembre de 1909 la Cruz Roja Cubana fue reconocida por el CICR; y diez años después, en 1919 forma parte de la Liga de Sociedades, ahora bajo el nombre de Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja.

Hoy, en la amplia y diversa labor humanitaria de la Cruz Roja Cubana, (CRC) sobresalen los programas de la Agencia de Búsqueda y localización, para restablecer los lazos familiares y la comunicación entre las personas obligadas al desplazamiento por situaciones de guerras o conflictos internos en sus países, y desastres naturales; pero también, se ocupa de la seguridad acuática, de las operaciones de socorro y salvamento y apoya los programas sociales de salud.

La CRC, en situaciones de riesgos, es eficaz auxiliar de la Defensa Civil, por lo que en los últimos años se intensifican los proyectos de prevención de desastres, muchos de ellos, en colaboración con otras Sociedades Nacionales. La organización humanitaria también trabaja en la capacitación de la población y del movimiento de voluntarios; promueve la difusión del Derecho Internacional Humanitario, (DIH), y contribuye a la consolidación del desarrollo sostenible a través de proyectos y programas en varias esferas de la vida nacional y que repercuten en el beneficio de la población y de los sectores más vulnerables.

La Cruz Roja Cubana tiene su sede nacional en La Habana, Filiales en las catorce provincias y en varios municipios del país, y estructura su labor en frentes de trabajo, incluida la Sección de la Cruz Roja Juvenil.
La Cruz Roja Cubana orienta su atención al bienestar de los ciudadanos, como Organización No Gubernamental, y trabaja inspirada en los principios de humanidad, imparcialidad, neutralidad, independencia, carácter voluntario, unidad y universalidad

UNA CAMAGUEYANA DE CORAZON























Camagüey, Cuba.- María del Carmen Lapinel es una multifacética mujer, conocida primero por su singular colección de bolígrafos; luego, por la pasión filatélica que vincula a personalidades de las artes, el deporte y la política con las estampillas de correos; y ahora, se adentra en la composición musical.

De profesión economista, María del Carmen llegó al mundo de las colecciones tras su jubilación: “Fue en 1991, tenía que sentirme útil en algo, llenar el vacío del trabajo cotidiano, pues no concebía el retiro para estar sólo en la casa, y empecé a coleccionar bolígrafos. Así me fui espiritualmente llenando.”

“Ya tengo mil bolígrafos, entre ellos 40 juegos del Comandante en Jefe Fidel Castro, y he tenido que parar porque cuido a mi mamá, una anciana enferma, y no puedo mantener las gestiones, y casi no salgo de la ciudad de Camagüey; pero hago otras cosas.”

Otros nombres de “dueños” de los bolígrafos ya famosos se incluyen en la lista: personalidades de la cultura, entre ellas Alicia Alonso, Dulce María Loynaz, Silvio Rodríguez, el pintor Roberto Fabelo, y también deportistas como Javier Sotomayor, Ana Fidelia Quirot y Mireya Luis, por sólo mencionar algunos.

Casi de manera simultánea con los bolígrafos surgió la pasión por la filatelia, y a partir de 1995, la idea tomó cuerpo:

“Mira, yo empecé graficando con sellos de correos, La Edad de Oro, de José Martí, todos los cuentos del Maestro, y luego le di continuidad a ese trabajo con la ilustración de la obra de Fernando Ortiz, de Alejo Carpentier, de Nicolás Guillén y de Dulce María Loynaz. A partir de ahí nació el Proyecto José Martí, con sus variantes: entrevistas a otros famosos, en sobres, que ellos escriben de puño y letra y los ilustro con un sello de correos según la temática. Ya he realizado más de dos mil entrevistas por esa vía, que es un poco de periodismo ‘sui géneris’, y así he conocido a muchas personas.”

Ahora María del Carmen Lapinel compone: escribe la música y los textos, y ha grabado ocho discos, todos con la asesoría, la producción y los arreglos de Luis Orestes García, Tatica, graduado de dirección orquestal y actualmente director del Trío Los Monarcas, en Camagüey.

“Ya tengo más de 150 canciones registradas, muchas de ellas dedicadas también a personalidades, por ejemplo: Jorge González Allué, Martha Jiménez, Premio de la UNESCO, Emilio Ballagas, la deportista Débora Andollo, y además, hice un disco titulado ‘La Camagüeyana’, que sirvió de tema para la novela radial La Casa de los Altunaga, grabada en Radio Cadena Agramonte.”

Y aunque María del Carmen nunca ha estudiado música, parece que es un don, confiesa ella: “me inspira una persona, o su obra, le he dedicado algunas piezas a pintores, poetas, y así le hice una canción a Nicolás Guillén: ‘Clavel de la Madrugada’; es una historia de la poesía de él en diferentes etapas.”

Los proyectos crecen y los sueños también:

“El último disco es ‘Somos tú y yo’, que incluye una canción dedicada a Fabio Di Celmo, el joven italiano víctima del terrorismo, asesinado en el Hotel Copacabana, en La Habana.”

¿Cómo surge esa historia?

“Yo fui un día a la presentación del libro ‘El muchacho del Copacabana’, y allí estaba Giustino Di Celmo, el papá de Fabio, aproveché y le comenté sobre el trabajo que yo hacía y de mi interés por hacerle una de mis ‘entrevistas filatélicas’ recordando a Fabio. El aceptó, y a la semana recibí respuesta, con tres sobres, y en uno, me hablaba con tanta ternura y amor por el hijo y de la posibilidad de que el muchacho me hubiera conocido, que nació la inspiración y le hice ‘Canción de amor a Fabio’, que está incluida en el disco ‘Somos tu y yo’.

“Mi mayor anhelo es que ese disco se oiga por toda Cuba, y un poquito más allá, porque lo envié a las emisoras Radio Enciclopedia y Radio Habana Cuba, y una cosa muy especial, que Giustino Di Celmo pudiera escuchar el número.”

¿Proyectos para terminar el año…?

“Como el toro que se coge por los cuernos, estoy atrapando el tiempo, para hacer más cosas. Ya están en planes las producciones de otros dos discos, que saldrían en el 2010, uno con música tradicional”.

María del Carmen Lapinel, es una apasionada camagüeyana: “Esta ciudad es mi vida. Y ahora más, cuando oí la noticia de la declaración como Patrimonio Cultural de la Humanidad sentí una emoción muy grande, porque ésta es una ciudad conservada, y la Oficina del Historiador realiza una labor encomiable y ya se materializa.”

martes, 3 de febrero de 2009



Camagüey: patrimonio mundial 3 de Febrero de 2009, 2:40 p.m.
Camagüey, Cuba.- En feliz coincidencia con el aniversario 495 de la fundación de la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe, se realizó la ceremonia de proclamación del núcleo urbano más antiguo de la ciudad, como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Los fuegos artificiales vistieron de colores la noche del 2 de febrero, fecha fundacional, para anunciar al mundo que otra ciudad cubana, la cuarta en la Isla, se suma a la lista del Patrimonio Mundial, atendiendo a los valores excepcionales que le confieren la irregularidad de su trama urbana, su reconocimiento como Ciudad de las Iglesias, el equilibrado valor ambiental, las profundas raíces culturales y la primacía del barro en las construcciones y en sus típicos tinajones.
En la antigua Plaza de Armas, hoy Parque Agramonte, sitio definitivo del asentamiento de la andariega Villa, se celebró el acto, uno de los acontecimientos más trascendentales en la vida de esta “suave comarca de pastores y sombreros”, al decir de su ilustre hijo Nicolás Guillén, el Poeta Nacional de Cuba.
En la ceremonia de proclamación, el Sr. Herman Van Hoof, Director de la oficina regional de Cultura para América Latina y El Caribe, de la UNESCO, entregó el certificado que acredita la inscripción de la ciudad de Camagüey, en la Lista del Patrimonio Mundial.
El Dr. Van Hoof fue portador también de un mensaje del Sr. Koichiro Matsuura, Director general de la UNESCO, quien trasmitió el reconocimiento a los camagüeyanos, “con la seguridad de que los valores excepcionales del centro histórico de la ciudad, serán compartidos por todos los pueblos”.
La misiva señala además, que “la declaración de Patrimonio Cultural de la Humanidad no es el fin de un largo proceso, sino el comienzo de una nueva etapa en la cooperación para la conservación de este sitio único, por lo que la UNESCO podrá contar con los esfuerzos de los camagüeyanos para salvaguardar el patrimonio universal para las futuras generaciones”.
En el Parque Agramonte, que distingue a la ciudad, fueron develadas dos tarjas que acreditan la condición de Patrimonio Cultural de la Humanidad, y el sitio definitivo del asentamiento de la andariega Villa de Santa María del Puerto del príncipe.
La también llamada Ciudad de los Tinajones, se engalana para que sus hijos la sigan queriendo con la dignidad de sus años y con el orgullo de sí misma: Monumento Nacional de la República de Cuba y Patrimonio Cultural de la Humanidad.









Camagüey, Cuba.- La historia comenzó en el año 1514. Arrogantes y fastuosas arribaron a la Punta del Güincho, en el interior de la Bahía de Nuevitas, las reales naves.
Los conquistadores, ávidos de fama y fortuna, hallaron en aquellos inhóspitos parajes un lugar para guarecerse antes de iniciar la colonización; pero el tiempo hizo del transitorio refugio asentamiento estable y así nació, el 2 de febrero, la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe.
La intención de que la Villa creciera próspera y bella, en el Cacicazgo de Mayanabo, falló: la falta de agua y alimentos obligó a los primeros pobladores a buscar mejores predios. Comenzó entonces el peregrinar por las vastas llanuras.
En 1516 se establecieron en las márgenes del río Caonao: iban en busca de agua, comida y riquezas, pues según la etimología de la palabra, caonao significa “lugar donde hay oro”.



Fueron recibidos como dioses por los aborígenes del cacicazgo, quienes sorprendidos por el destello reluciente de armas y corazas y el porte de los caballos, se aterrorizaron. Aquellos parajes fueron convertidos en el escenario más cruel de la epopeya colonizadora, con “La matanza de Caonao”. Después, los sobrevivientes se enfrentaron a los hombres blancos y los expulsaron.
Tras el suceso, los colonos avanzaron sobre el centro del territorio, para llegar a los dominios del cacique Camaguebax, entre los ríos Tínima y Hatibonico, donde se estableció, como caserío, el 6 de enero de 1528.
Pero aún así, la andariega Villa, que revalidó su pomposo nombre de Santa María del Puerto del príncipe, tuvo otros dos asentamientos, dentro de la propia zona, hasta la ubicación final, en el área que hoy ocupa el actual Parque Agramonte, y desde donde se proclama el núcleo urbano más antiguo como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Nadie se ocupó de enderezar lo que nació torcido: se impuso la parcelación fragmentada, y fueron desconocidas las ordenanzas de la Corona Española, lo que dio pie al anárquico desarrollo urbano, con callejones breves, calles estrechas y torcidas, que generan un laberíntico sistema de plazas y plazuelas, único de su tipo en Cuba y en América.
Y ése es uno de los valores excepcionales del centro urbano, al que se suma el amplio repertorio de edificaciones religiosas, y templos que propiciaron el crecimiento de historias y leyendas, sorprendentes o macabras, increíbles o felices, que se trasmiten de una generación a otra y que singularizan la historia de la vieja Villa.
El barro y la arcilla son los elementos que tipifican las construcciones de la también llamada “Ciudad de los Tinajones”, con una diversidad de estilos arquitectónicos, que no obstante, logran armonía y unidad en un entorno matizado por la vegetación de patios y espacios públicos.

A los valores tangibles del patrimonio se suman los culturales, que marcan tradiciones, costumbres y leyendas, muchas de ellas surgidas por supersticiones y creencias, pero también para explicar lo que la historia no pudo.
La recuperación de ese patrimonio inmaterial le confiere al conjunto identidad y autenticidad, de manera que conforman el imaginario de la ciudad y reafirman los valores excepcionales que la distinguen en el mundo.
El Camagüey actual, llamado oficialmente así desde 1903, incorporó a su desarrollo además de los indiscutibles aportes de sus hijos a las ciencias, las letras, las artes, la política y la historia; los avances sociales y tecnológicos que le permiten mantenerse como una ciudad viva, que conserva sus antiguos valores integrados con la modernidad.

jueves, 8 de enero de 2009


Agosto en la temporada ciclónica
Camagüey, Cuba.- El octavo mes del año es uno de los más peligrosos en la formación de organismos tropicales en la región del Atlántico y el Mar Caribe, en el que se reporta la cuarta parte de las depresiones tropicales, con un promedio de cuatro en cada una de ellas, y algunas alcanzan la categoría de tormenta, de acuerdo con las estadísticas del Centro de Pronósticos, del Instituto de Meteorología.
En un período de 200 años, Cuba sufrió el paso de once huracanes, durante los días del mes de agosto, y son considerados como los más peligrosos de la temporada, apenas superados por los de octubre y septiembre.
Entre los organismos ciclónicos sobresalen, por su intensidad o por la trayectoria:
- en agosto de 1886, cuando dos que pasaron con sólo cinco días de diferencia; hecho que resulta notable, pues fueron huracanes de consideración con categorías 2 y 3, los días 16 y 21 de agosto, respectivamente. El ciclón del 21 de agosto pasó de Sur a Norte sobre la provincia de Ciego de Ávila; mientras que el otro penetró también por el Sur, en el territorio de la actual provincia de Granma y salió por el Norte de Villa Clara.
- el de los días 14 y 15 de agosto de 1915, que pasó por extremo oeste de Pinar del Río, con vientos máximos en rachas superiores a los 250 kilómetros por hora.
- en 1969, Camille, cruzó el extremo occidental cubano como un huracán de categoría uno y aunque rápidamente se internó en las aguas del Golfo de México, está considerado como uno de los más violentos del Siglo 20
-Allen, también se inscribe en esa categoría, tras su paso por los mares al Sur de Cuba, durante el 6 y 7 de agosto de 1980
- Elena fue una débil tormenta, que cruzó por Ciudad de la Habana el 28 de agosto de 1985, con vientos máximos de 76 kilómetros por hora.
-Charley fue otro huracán que azotó a la isla el 12 de agosto de 2004. La banda Este de Charley pasó a 35 kilómetros de Punta del Este, con vientos de 70 kilómetros por hora.
Otra curiosidad de ciclones en agosto:
En el año 2002, Gustav fue la primera Tormenta Subtropical a la que se le dio nombre en la lista para tormentas del Centro Nacional de Huracanes. Antes de esa fecha, las tormentas subtropicales no eran nombradas o recibían un nombre de otra lista.
Pero Charley alcanzó categoría de huracán el 12 de septiembre, para convertirse en el primero de la temporada de ese año, con categoría 2, que azotó la costa Este de los Estados Unidos. Fue la séptima tormenta nombrada y el primer huracán de la temporada de huracanes del 2002.
El nombre de Gustav no se retiró de la lista después del 2002, pues el daño causado fue mínimo, y entonces se decidió reutilizarlo en el 2008, según el uso del listado, cada seis años. Y ahora, en agosto, llega el otro Gustav…
Los nombres de los ciclones
El Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos es el organismo encargado de poner nombre a las tormentas tropicales que tienen lugar en el Océano Atlántico Norte.
Hay seis listados de nombres en uso desde 1979, de manera que cada 6 años la lista se reutiliza. Así, el listado VI, vigente para el actual 2008 es el mismo que se utilizó en el 2002 y, por supuesto, volverá a repetirse en el 2014, según el ciclo establecido. En el caso de que un huracán haya provocado víctimas mortales o haya tenido efectos particularmente devastadores, se retira el nombre y se sustituye por otro con la misma inicial y género.
Cada lista contiene 21 nombres donde se alternan, por orden alfabético, masculinos y femeninos. En caso de que una temporada registrara un número superior a 21 ciclones, se utilizarían las letras del alfabeto griego (Alfa, Beta, etc.) para designar el resto de huracanes.
Según lo establecido, la lista que corresponde a este año, se han utilizado ya los nombres: Arthur, Bertha, Cristóbal, Dolly, Eduardo, Fay, y ahora Gustav.
Después, podrían llegar, de acuerdo con la actividad ciclónica en la región, Hanna, Ike, Josephine, Kyle, Laura, Marco, Nana, Omar, Paloma, René, Rally, Teddy, Vicky y Wilfredo. Esperemos que no sean tantos.